Álbum ilustrado y cómic

Orbis pictus
     En esta entrada vamos a tratar uno de los géneros más utilizados en la LIJ para niños: el álbum ilustrado. Es una de las formas más sencillas de acercar la literatura a los más pequeños y sirve, además, para tratar temas cotidianos difíciles de entender para el público más joven: el duelo, la sexualidad, el amor, las diferencias culturales o la diversidad social que pueden encontrarse en el mundo.

Los orígenes del álbum ilustrado podemos situarlos en el siglo XVII, más concretamente en el año 1658, con la publicación del Orbis sensualium pictus (El mundo en imágenes) o más comúnmente conocido como «Orbis pictus», del autor checoslovaco Amos Comenius. Este libro se editó como una especie de “enciclopedia” con xilografías que ilustran el texto y sirven para explicar las diferentes especies de fauna y flora que habitan el mundo, la obra abarca una temática amplia de temas de ciencias naturales y sociales. La finalidad del libro era la enseñanza del latín a los más pequeños a través de imágenes, llegando a considerarse una de las obras más influyentes en literatura infantil occidental y una de las más populares en Europa hasta el siglo XVIII. La novedad de esta obra reside en la utilización de ilustraciones con fines didácticos, la base del álbum ilustrado.

No obstante, los orígenes del álbum ilustrado contemporáneo podemos situarlos en el último tercio del siglo XIX con el autor inglés Randolph Caaldecott. Sus libros no tenían una intención instructora, sino que suponían una ingeniosa unión de imagen y palabra para el entretenimiento del niño. La imagen tiene mucha importancia en las obras del escritor inglés, siendo The house that Jack built uno de los álbumes más destacados.  

Ya en el siglo XX, el álbum ilustrado se convertirá en uno de los géneros de la LIJ. Destaca el autor belga Jean de Brunhoff con su álbum L’histoire de Babar, le petit éléphant (1931), donde incluye novedades en la edición de la obra, como la doble página o el intercalado de imágenes a lo largo del hilo narrativo. La creación de “sagas” con un mismo personaje en el álbum ilustrado nace también con este autor, donde un mismo personaje aparece con las mismas características en libros diferentes.

El desarrollo de los paratextos en el álbum ilustrado hará que llegue a ser el género más importante en la literatura infantil. La tipografía, los colores, el tamaño de las imágenes, el formato e incluso el tipo de papel influirán en la atracción del libro hacia el niño lector. Lo primordial del álbum son las ilustraciones, ya que facilitan la comprensión lectora del público (principalmente infantil) y permiten desarrollar su capacidad imaginativa: para ellos, leer es “escuchar” y también es “mirar”. El texto es también un elemento importante, pero suele aparecer subordinado a la imagen. En Nana Vieja, por ejemplo, las imágenes suelen situarse en el centro de la página y el texto en la parte superior e inferior; el primer golpe de vista ayuda al lector a seguir el hilo narrativo de la obra.

Nana Vieja


 Los ilustradores de álbumes utilizan técnicas muy diversas para incluir la imagen en este género literario. Desde los dibujos animados, pasando por las técnicas cinematrográficas, la pintura infantil, la abstracción o el cómic, utilizando técnicas como la acuarela, el collage, el dibujo o el grabado.

El cómic es otro género muy utilizado en la LIJ, pues compagina la ilustración y el texto para formar la historia. La diferencia con el álbum ilustrado reside en que el cómic puede incluir varias escenas diferenciadas en una misma página; las escenas aparecen compartimentadas en celdas o viñetas que representan un instante de la historia, mientras que en el álbum la escena puede ocupar varias páginas entrelazadas. En ambos formatos, la ilustración es primordial; en el cómic, el texto se suele corresponder con los diálogos de los personajes que aparecen en bocadillos o nubes, aunque también puede aparecer como narración en la parte superior de cada viñeta.

El texto en el álbum ilustrado debe tener un valor literario por muy elemental que sea en la obra. Los álbumes se caracterizan normalmente por la brevedad lingüística, la claridad expresiva y la concentración narrativa en textos muy pequeños. En ocasiones también podemos encontrar álbumes sin texto como es el caso de El globito rojo, de Iela Mari (1967), de influencia abstracta. 

En definitiva, el álbum ilustrado es una obra compleja, aunque tradicionalmente muy ligada a la literatura infantil, que atrae a un público lector muy amplio. El tratamiento de temas muy profundos con una gran condensación narrativa hace de estas obras unas composiciones únicas. 

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